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lunes, 22 de abril de 2013

"Si no bebes agua, te mata"


 Hará aproximadamente un mes me dejaron sin agua en casa, y me puse a escribir sin saber que iba a salir, escribía sin pensar a la vez que me moría de la risa. Lo que narro a continuación estoy seguro que alguna vez os ha pasado, y creo que en el 90 % de las personas que lean este texto se sentirán identificadas. Espero que os guste:

La convivencia en pisos de ciudad, o bien de pueblo, siempre llevan sus desventajas. En 10 años yo a este tipo de viviendas no les he visto ninguna ventaja. Claros ejemplos: vecino con hijos que parecen manadas de elefantes por encima, por debajo y a ambos lados de tu casa; vecino futbolero que chilla como si lo estuvieran matando; el vecino que deja el coche entre su plaza de garaje y la tuya y encima te toca al timbre para decirte que a ver si lo puedes arrimar más al pilar (ese pilar que pone el arquitecto en  medio de tu plaza, de dimensiones altamente considerables) que se ha comprado un coche más grande y no puede abrir bien las puertas. Las zonas comunes; un jardín bien hermoso que tenemos todos los vecinos. Eso conlleva a niños chillando dando patadas a cualquier cosa, madres comiendo pipas, perros que cagan como si no hubiera mañana, la anciana que se tira las tardes muertas en ese pobre banco hecho trizas. Y tú, triste día de resaca, tragándote todo. Ahora en verano, que tienes las ventanas abiertas de par en par. Hace años quería una piscina allí mismo, porque hay espacio de sobra que no se está utilizando, pero ahora, ni pensarlo.

 Reformas. Tomen medio minuto para coger aire. Punto atemorizador para cualquier matrimonio que tenga propiedad en el bloque afectado en sí. Y, os voy a contar mi experiencia.

Llevo dos días sin agua en casa y mi adaptación a ese medio ahora mismo es increíble. Una rotura en la general de agua. A la vecina de abajo se le ha encharcado la cocina. Sube a mi casa a ver que pasaba y le digo que aquí no pasa nada, está todo bien (inútil de mí, porque había un pelín de agua bajando en forma de hilillo desde el techo al suelo, obviamente). 

Sábado antes de comer.  Damos con el error en el 2º-3º piso, (recordar que el mío es el 1º) Llega el fontanero, de la compañía de seguros de mi finca, que no voy a decir quienes son para evitar posibles efectos secundarios, pero recuerdo que les gustaba mucho el color rojo, y en el anuncio salía un cacho de puente también rojo, de San Francisco me parece. Se tira todo un sábado picando y a la tarde lo tiene todo solucionado. Hasta que por la noche vuelve a subir la vecina, con el mismo cancán, la misma mala cara y el mismo mal genio. Y le vuelvo a ver la geta al fontanero, esa geta de: -joder, que es sábado por la tarde y se me va a joder el fin de semana-. Alma de cántaro!! para eso te pagan!

Por lo visto estos fontaneros son como Dios, los de las aseguradoras digo. Eso de currar los domingos no les mola parece ser. Lo único que hizo este buen hombre fue decirme que el lunes se pondrían a arreglarlo todo. Me comunicaron que iban a dar el agua 30 minutos para coger provisiones. Corrí rápidamente por toda la casa buscando barreños y cacerolas para llenar, cualquier cosa que tuviera más de 4 dedos de altura, siempre y cuando fueran recipientes cerrados, claramente, cosas tipo colador o plato sopero aquí no tienen cavidad alguna. En fin, no había un triste sitio en la cocina para dejar un chuchillo, todos los rincones llenos de cacharros con agua. Y si os digo la verdad, no conseguí reunir más de 20-40 litros. Más que suficiente. He gastado la mitad, la otra mitad sigue ahí, pues espero que este asunto se arregle pronto, pero, con la cara que tiene el fontanero.

Lunes por la mañana. Llegan Zipi y Zape, dos nuevos fontaneros, más bastos que un petisui de morcilla y más simples que un mecanismo de chupete. Pero muy simpáticos eso sí. Se tiraron todo un día pero al final, consiguieron realizar satisfactoriamente su trabajo, y a la noche ya tenía agua. Me tuvieron que picar en mi cocina tambien.¡¡Bueno bueno la que liaron!! Pero eran gente limpia y recogida eso hay que decirlo. 

La verdad es que tengo suerte, a la vecina de arriba el primer fontanero le destrozó la cocina, “arregló” la avería, bajó a decirnos a los demás vecinos que vendría el pintor a pintar los recalos y que no nos preocupáramos de más. Y se fue. ¡¡ Será carbonaz_ ! ¡Y a las 4 horas todo de nuevo otra vez! Vuelvo a verle la cara al fontanero, la vecina de abajo con la cocina inundada, la de arriba acababa de limpiar todo el polvo y otra vez a picar los segundos fontanero! Y yo entre medias, con mi sonrisilla, mirando la pequeña mancha de humedad que ha salido, pensando para mis adentros: “no, si me puedo dar con un canto bien gordo en los dientes”.
 ”

El resultado de este jaleo no es otro sino contaros que malgastamos mucha agua, pero no os imagináis cuanto, de verdad, y os invito a hacer el experimento. Tenemos la facilidad de que con un pequeño toque  salga agua de prácticamente, cualquier lado de la casa. Abusamos tremendamente de un medio que en teoría debería de ser universal y accesible para todo el mundo en iguales condiciones, y que desgraciadamente, no lo es.

Aquí os dejo unos versos de Xhelazz, de su tema La Soledad Comienza, un poco bruto pero que el mensaje está claro:

“No estas solo si hablas con la almohada, 
sufrir es el modo de estar activo sin hacer nada.
 
emborracharse no sustituye la falta de compañía,
 
pues de soledad te llenas conforme la botella se vacia
 
da igual cervezas que cubatas, beber alcohol no es malo,
 
peor es el agua que si no la bebes te mata.
 “

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