Hará
aproximadamente un mes me dejaron sin agua en casa, y me puse a escribir sin
saber que iba a salir, escribía sin pensar a la vez que me moría de la risa. Lo
que narro a continuación estoy seguro que alguna vez os ha pasado, y creo que
en el 90 % de las personas que lean este texto se sentirán identificadas.
Espero que os guste:
“
La convivencia en pisos de ciudad, o bien de pueblo,
siempre llevan sus desventajas. En 10 años yo a este tipo de
viviendas no les he visto ninguna ventaja. Claros ejemplos: vecino con hijos
que parecen manadas de elefantes por encima, por debajo y a ambos lados de tu
casa; vecino futbolero que chilla como si lo estuvieran matando; el vecino que deja el coche entre su plaza de garaje y la tuya y encima
te toca al timbre para decirte que a ver si lo puedes arrimar más al pilar (ese
pilar que pone el arquitecto en
medio de tu plaza, de dimensiones altamente considerables) que se ha
comprado un coche más grande y no puede abrir bien las puertas. Las
zonas comunes; un jardín bien hermoso que tenemos todos los vecinos. Eso
conlleva a niños chillando dando patadas a cualquier cosa, madres comiendo
pipas, perros que cagan como si no hubiera mañana, la anciana que se tira las
tardes muertas en ese pobre banco hecho trizas. Y tú, triste día de resaca,
tragándote todo. Ahora en verano, que tienes las ventanas abiertas de par en
par. Hace años quería una piscina allí mismo, porque hay espacio de sobra que
no se está utilizando, pero ahora, ni pensarlo.
Reformas. Tomen medio minuto para coger aire. Punto atemorizador para cualquier
matrimonio que tenga propiedad en el bloque afectado en sí. Y, os voy a contar
mi experiencia.
Llevo dos días sin agua en casa y mi adaptación a ese medio
ahora mismo es increíble. Una rotura en la general de agua. A la vecina de
abajo se le ha encharcado la cocina. Sube a mi casa a ver que pasaba y le digo
que aquí no pasa nada, está todo bien (inútil de mí, porque había un pelín de
agua bajando en forma de hilillo desde el techo al suelo, obviamente).
Sábado antes de comer. Damos con el error en el 2º-3º piso, (recordar que el mío es el
1º) Llega el fontanero, de la compañía de seguros de mi finca, que no voy a
decir quienes son para evitar posibles efectos secundarios, pero recuerdo que
les gustaba mucho el color rojo, y en el anuncio salía un cacho de puente
también rojo, de San Francisco me parece. Se tira todo un sábado picando y a la
tarde lo tiene todo solucionado. Hasta que por la noche vuelve a subir la
vecina, con el mismo cancán, la misma mala cara y el mismo mal genio. Y le vuelvo a ver la geta al fontanero, esa geta
de: -joder, que es sábado por la tarde y se me va a joder el fin de semana-.
Alma de cántaro!! para eso te pagan!
Por lo visto estos fontaneros son como Dios, los de las
aseguradoras digo. Eso de currar los domingos no les mola parece ser. Lo único que
hizo este buen hombre fue decirme que el lunes se pondrían a arreglarlo todo.
Me comunicaron que iban a dar el agua 30 minutos para coger provisiones. Corrí
rápidamente por toda la casa buscando barreños y cacerolas para llenar,
cualquier cosa que tuviera más de 4 dedos de altura, siempre y cuando fueran
recipientes cerrados, claramente, cosas tipo colador o plato sopero aquí no
tienen cavidad alguna. En fin, no había un triste sitio en la cocina para dejar
un chuchillo, todos los rincones llenos de cacharros con agua. Y si os digo la
verdad, no conseguí reunir más de 20-40 litros. Más que suficiente. He gastado
la mitad, la otra mitad sigue ahí, pues espero que este asunto se arregle
pronto, pero, con la cara que tiene el fontanero.
Lunes por la mañana. Llegan Zipi y Zape, dos nuevos
fontaneros, más bastos que un petisui de morcilla y más simples que un
mecanismo de chupete. Pero muy simpáticos eso sí. Se tiraron todo un día pero
al final, consiguieron realizar satisfactoriamente su trabajo, y a la noche ya
tenía agua. Me tuvieron que picar en mi cocina tambien.¡¡Bueno bueno la que liaron!! Pero eran gente limpia y recogida eso hay que decirlo.
La verdad es que tengo suerte, a la vecina de arriba el
primer fontanero le destrozó la cocina, “arregló” la avería, bajó a decirnos a
los demás vecinos que vendría el pintor a pintar los recalos y que no nos
preocupáramos de más. Y se fue. ¡¡ Será carbonaz_ ! ¡Y a las 4 horas todo de
nuevo otra vez! Vuelvo a verle la cara al fontanero, la vecina de abajo con la
cocina inundada, la de arriba acababa de limpiar todo el polvo y otra vez a
picar los segundos fontanero! Y yo entre medias, con mi sonrisilla, mirando la
pequeña mancha de humedad que ha salido, pensando para mis adentros: “no, si me
puedo dar con un canto bien gordo en los dientes”.
”
El resultado de este jaleo no es otro sino contaros que
malgastamos mucha agua, pero no os imagináis cuanto, de verdad, y os invito a
hacer el experimento. Tenemos la facilidad de que con un pequeño toque salga agua de prácticamente, cualquier
lado de la casa. Abusamos tremendamente de un medio que en teoría debería de
ser universal y accesible para todo el mundo en iguales condiciones, y que
desgraciadamente, no lo es.
Aquí os dejo unos versos de Xhelazz, de su tema La Soledad
Comienza, un poco bruto pero que el mensaje está claro:
“No estas solo si hablas con la
almohada,
sufrir es el modo de estar activo sin hacer nada.
emborracharse no sustituye la falta de compañía,
pues de soledad te llenas conforme la botella se vacia
da igual cervezas que cubatas, beber alcohol no es malo,
peor es el agua que si no la bebes te mata. “
sufrir es el modo de estar activo sin hacer nada.
emborracharse no sustituye la falta de compañía,
pues de soledad te llenas conforme la botella se vacia
da igual cervezas que cubatas, beber alcohol no es malo,
peor es el agua que si no la bebes te mata. “